Hola compañeros, he estado perdido en las nebulosas, pero todo por un buen fin.
No crean que dejé la escritura, al contrario, los relatos que he escrito han ido a parar a concursos y por eso no los publico. Les dejo uno que fue finalista hace dos semanas de un concurso en mi país. Saludos.
Todos los días Marta prepara el almuerzo. Corta con dedicación las verduras que temprano compró en la vega y descongela la carne mientras tararea las canciones que suenan en la radio. Luego de unos minutos, el aroma del charquicán llena toda la casa, e incluso, no pocos vecinos que pasan por fuera de esta se detienen para oler los deliciosos vapores que salen por la ventana. Exhausta, Marta sirve el plato de su marido y el suyo, para colocarlos con cuidado en el mantel que lavó por la mañana. Toma asiento, y come en silencio hasta terminar su plato, luego mira la porción de su marido y espera como se va enfriando, así, siempre callada hasta que bota la comida en la basura. Así lo hará todos los días, hasta quién sabe cuándo. Porque pese a llevar siete años viuda, aún no se acostumbra a la partida.
¡Buenísimo!
Gusto siempre en leerte. Y aunque se te extraña, dedicarte siempre a escribir lo propio es genial. Ya tengo tres días de solo escribir menos de doscientas palabras en mi trabajo, he pasado en mis blogs con una reseña que me tiene súper entusiasmada; pero es imposible dejar la tecla… Avanzo de a poco, pero avanzo. Ya me pondré al día. ¡Nos leemos!
Precioso relato, amigo. Y mi más sincera enhorabuena por los merecidos premios que has recibido. Aquí hay talento, ya te lo dije.